jueves, 17 de febrero de 2011

Sólo para entendidos.

Por la tarde, un pícaro contemporáneo -de esos muchos que conforman a nuestra sociedad mexicana- trató de negociar conmigo: por diez pesos, la flamante adquisición de un corazón de plástico.

Quizá cuando vio mi rostro, pensó en las características de las que habló un francés, y que un joven Milton lo había pintado a mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario